Historias de Argentina
Ser padre belga con hijas argentinas es una aventura diaria. No porque me falte paciencia (bueno, a veces sí), sino porque ellas tienen un superpoder único: detectar y corregir mis errores de español en tiempo récord.
Mi vida es una mezcla de risas, lecciones lingüísticas y un constante recordatorio de que nunca voy a dominar completamente este idioma.
El Día que Pronuncié “Perro” y Casi Me Matan de Risa
Un día estaba practicando mi español con Nina. Le dije algo tan simple como:
—¡Mirá ese pero!
Me miró con la cara más seria que puede poner una niña de 7 años y dijo:
—Papá, se dice perro, no pero.
La corrección, claro, vino acompañada de una risa que parecía no tener fin. Desde ese día, cada vez que intentaba hablar de perros, Nina me miraba con una mezcla de lástima y cariño. Para ella, yo soy un “pero” en este país. Un pequeño error que intenta encajar entre las reglas argentinas.
Historias de Argentina.
Tartas, Tortas y el Abismo Lingüístico
Otro momento épico fue cuando pedí una tarta para el postre. Gala, mi hija menor, me corrigió al instante:
—Papá, no es una tarta, es una torta.
¿Tarta? ¿Torta? ¿No es lo mismo? Al parecer, no. Para ellas, confundir esos términos es un crimen lingüístico imperdonable. Ahora, cada vez que pido postre, hago una pausa dramática y les pregunto:
—¿Esto es una tarta o una torta?
Ellas me miran, suspiran y me explican (otra vez) la diferencia con la paciencia de un maestro zen.
Historias de Argentina.
El Acento Porteño: Una Misón Imposible
Intenté mejorar mi acento. Un día dije:
—¡Mirá ese perito!
Ellas explotaron de risa.
—Papá, sos más belga que una papa frita. No trates de sonar argentino porque no te sale.
Es verdad. Por más que lo intente, mi acento belga siempre aparece, como el azúcar impalpable en una torta (o tarta, no me pidan precisión). Pero lo importante es que ellas se ríen. Aunque sea de mí, las risas están garantizadas.
Historias de Argentina.
Lecciones de Vida con un Toque Argentino
Mis hijas me enseñan algo nuevo todos los días. Me enseñan el idioma, claro, pero también la espontaneidad. En Bélgica, planeamos hasta el último detalle. Acá, mis hijas deciden que quieren una torta (o tarta) ya mismo. Y aunque a veces no entiendo cómo funciona esta dinámica, me dejo llevar. Porque ser padre en Argentina es eso: aprender a soltar.
¡Reservá Tu Lugar y No Te lo Pierdas!
Vení a Reírte de Mis Desventuras
¿Te divirtieron estas historias? Entonces no podés perderte mi show de stand up en Stand Up Club. Todos los viernes y sábados, te espero con más anécdotas y risas. Comprá tus entradas acá: www.standupclubarg.com/eventos. ¡Nos vemos!
Historias de Argentina.
¿Querés saber más sobre mí y cómo terminé haciendo stand up inspirado en dichos argentinos? Descubrí toda mi historia acá.
Coca, Cola y Cómo Evitar el Papelón en Argentina
En Argentina, confundir “coca” con “cola” puede meterte en situaciones tan incómodas como memorables.
Si pedís una “cola” en el kiosco, prepárate para las miradas raras, porque acá cola puede significar fila, trasero o algo que definitivamente no querés mencionar frente a tu suegra.
Pero si decís “coca”, ya todos entienden que hablás de la bebida más famosa del mundo (sí, aunque sea Pepsi). Ahora, imaginate en una parrilla diciendo: “Quiero una cola grande para el asado”.
Las risas no se hacen esperar, y las bromas tampoco. En Argentina, no es solo hablar bien, ¡es aprender a sortear el doble sentido como un verdadero local! Una palabra puede convertirte en el centro de atención (y no de la buena).